Los principios y procedimientos
descritos previamente son fundamentalmente los del condicionamiento operante,
término inicialmente empleado por Skinner (1938) para referirse específicamente
a que la conducta que opera en el entorno podía ser modificada a través de sus
consecuencias.
Denominamos conductas operantes a
las que operan en el ambiente para generar consecuencias y son controladas, a
su vez, por esas mismas consecuencias.
El principio del condicionamiento
clásico se basa en que ciertos estímulos elicitan automáticamente ciertas
respuestas, independientemente de cualquier otra experiencia de aprendizaje.